GURDJIEFF - ARGENTINA
 
 
 

DANZAS DERVICHES


El término derviche significa “el que se encuentra en el umbral” o simplemente “buscador de la verdad”.

Los derviches son místicos que establecieron reglas y jerarquías de fraternidad. Practican la mediación recordando el dhirk (recuerdo de Dios), que consisnte en una palabra o serie de palabras que se repiten acompañándolas de movimientos de la cabeza o el cuerpo.

Los derviches que pertenecen a la confraternidad mawlawiyya, fundada por Jala al-din Rumi, practican la danza de los giróvagos, la “Sema” purificadora para alcanzar la “baraka” (energía espiritual). Este rito, de siete siglos de antigüedad, consiste en una danza al compás de la flauta de caña (ney) y un pequeño tambor (kudhum).

La “Sema” establece un canal cósmico de unidad entre el cielo y la tierra, en beneficio de todos los seres vivos.
Orígenes

Se dice que el Sema (samâ) es la cura y el alimento del alma. Miles de años atrás los chamanes ya giraban sobre sí mismos en sus rituales sanadores, y todavía lo hacen. Hace más de ocho siglos, Jalaluddin Rumi (Mawlana), el gran poesta místico sufí de origen persa del S. XIII, instauró en Konya (Anatolia-Turquia) esta bella danza giratoria en la forma en que la conocemos hoy, transmitida por las cofradías sufíes mevlevíes hasta nuestros días.

Símbolos

Todo el universo gira. Podemos levantar la mirada y contemplar las galaxias, o nuestro sistema solar, o podemos ir a lo más minúsculo, como los electrones y protones en los átomos, e incluso observar el movimiento helicoidal de las estructuras del ADN… todo gira. La ciencia ha confirmado que la condición fundamental de la existencia es este girar. La danza del Sema imita este movimiento del universo, pues consiste en girar en relación a un centro, en la dirección del corazón, centro de nuestro ser. Pero el Sema tiene también otros símbolos: la mano izquierda mira hacia arriba, hacia el cielo, y la derecha hacia abajo, hacia la tierra, simbolizando que los dones espirituales que recibimos los damos a la humanidad. Establecer una circulación entre el recibir y el dar es uno de los principios de la salud, ya que aquello contrario es el bloqueo y la enfermedad. Otro de los símbolos del giro es que, según el Corán, miremos donde miremos solo veremos el rostro de Dios. I es que, como dice el gran sufí andalusí de Murcia Ibn ‘Arabi (S XII-XIII): “la creencia de que tu y Él son dos cosas separadas es errónea: sólo Dios (Allah) existe.


En Turquía , una cofradía de sufíes que llegó a tener cierta preeminencia en la corte otomana fueron los mevlevíes , también llamados Derviches Giradores (o Giróvagos). Esta orden, que tiene monasterios en Konya y en Estambul, tiene su origen en el siglo XIII, y destaca porque, además de su vida ascética y espiritual basada en oración y meditación, tiene una ceremonia ( la Sama ) que se ha convertido en icono cultural y turístico del pueblo turco.

En la Sama, una serie de cofrades ataviados con unas sayas negras y un gorro alargado de color marrón entran en una sala, donde tras ser recibidos por un maestro se despojan de sus vestiduras negras y quedan vestidos con un traje blanco cubierto con una inmensa falda blanca . Los cofrades, que han de estar iniciados en la ceremonia, dan tres vueltas a la sala y, a una señal del maestro, paran y empiezan a moverse lentamente al ritmo de los versos sagrados que al estilo de las saetas andaluzas se cantan a capella o con música de tambor y flautas.
En un momento dado, los derviches -los cofrades- empiezan a girar en sentido contrario a las agujas del reloj con los brazos cruzados absortos en un ambiente cargado de sentido místico y espiritual. Este movimiento giratorio, que sigue el ritmo cíclico y monótono del canto de las poesías sagradas, se va acelerando . Los danzantes inclinan la cabeza, alzan los brazos al cielo con la palma de la mano derecha hacia arriba y la de la mano izquierda hacia abajo y la falda toma su forma acampanada.

El ritmo de los sutiles instrumentos y la voz del cantante se va acelerando hasta convertirse en un mantra que sumerge a toda la sala en una atmósfera hipnótica . De esta forma, los derviches giradores, a una velocidad de hasta 30 vueltas por minuto , desconectan de sus sentidos terrenales y entran en un auténtico estado de trance . Trance que lleva a su yo interior a estar en paz consigo mismo y con el cosmos, o lo que es lo mismo, con Dios.
Esta ceremonia que puede durar desde unos pocos minutos a varias horas acaba de golpe , con los derviches giróvagos parando en seco y sin dar síntomas evidentes de mareo alguno, aunque algunas veces, sobre todo en las ceremonias muy largas, los danzantes pueden llegar a necesitar la ayuda del maestro -que hace las veces de controlador- para evitar que caigan al suelo. Una vez acabada, los derviches se vuelven a poner su capa negra y tras saludar al maestro, abandonan la sala, dando por finalizado el rito.

El Sema (o Sama) tiene una simbología que enlaza con los ritos más primigenios del ser humano, remontándose mucho más allá del origen del Islam. En él, la simbología representa la naturaleza cíclica de todo el cosmos, desde la noche y el día, las estaciones, los planetas, el agua, incluso los átomos . En este eterno ciclo, que viene representado por el derviche girador, el ser humano, que ha dejado su envoltura terrenal en su capa negra, se abre puramente -de aquí el vestido blanco- a la armonía del universo . La mano derecha adquiere la sabiduría divina y la izquierda la transmite a la tierra, mientras que el gorro sería la mente humana como punto de contacto con Dios. Al finalizar la ceremonia, el hombre corta la comunicación con el universo y retoma su negra y fatua existencia terrenal.
A pesar de que hoy en día es una ceremonia representativa de Turquía , los derviches giróvagos y su ceremonia, a pesar de su antigüedad que le ha llevado a ser declarada Patrimonio Inmaterial de la Humanidad en 2005, fueron prohibidos en Turquía por Kemal Atatürk -primer presidente del país- en 1925 dentro de los planes de laicización y modernización de la sociedad turca. Con todo, en los años 50, y en vistas de que atraía a los extranjeros, se permitió su representación, pero perdiendo por el camino el misticismo y la religiosidad intrínseca del rito, convirtiéndose, de facto, en un mero reclamo turístico , si bien sobrevive como rito iniciático en el interior de los monasterios sufíes que aún lo mantienen en su significado ritual pleno.

El ser humano, desde el principio de los tiempos, ha tenido la necesidad de trascender más allá de su propia existencia y acercarse a la idea de un todo universal. En estos tiempos convulsos y caóticos en que nos ha tocado vivir, bien haríamos todo el mundo de, siguiendo el ejemplo de los derviches giradores, desenchufar nuestros sentidos, nuestros egos, nuestros dogmas y entrar en contacto con la armonía de la naturaleza que nos envuelve.

Los derviches nacieron en el seno del sufismo, el ala mística del Islam. Bajo las ideas inspiradoras del gran poeta Rumi, los derviches elaboraron una danza donde el adepto se entrega a continuos giros circulares (ampliar foto de abajo, izquierda). Este movimiento, el ritmo mismo de la danza, posee una inspiración sagrada; la impulsa el anhelo de unir al hombre con la divinidad. En 1982, un grupo de derviches giradores de Estambul realizó un gira por Europa. En Barcelona, fueron entrevistados por la redacción de la Revista Cielo y Tierra.  En este momento de Textos sobre mitología, simbolismo y religión de Temakel, les presentamos una versión parcial de esa conversación donde surge el espíritu de la danza derviche, su historia y simbolismo.    También,  como acercamiento al mundo derviche quisiéramos recomendar el film Encuentros con hombres notables, dirigido por el famoso director teatral Peter Brook, donde se recrea la infancia y juventud de Gurdieff, célebre pensador espiritualista ruso. En el último tramo de esta obra se recrean las danzas circulares de los derviches.
  - ¿Puede ser la danza un camino espiritual?   D: Puede serlo, si se considera la danza como algo que forma parte de una gnosis. Esto es difícil de entender, porque actualmente al hablar de danza se entiende algo profano. Pero la danza, en África, Asia y en todas partes, era inicialmente de carácter místico. Pero, al final, por influencia de Occidente, se ha vuelto profana. ¿Es correcto hablar de una danza derviche? Puede decirse así, pero quizá es más exacta la expresión "derviches giradores", aunque esta denominación empezó a utilizarse en el siglo XIX -época que marca ya una decadencia- y, desde luego, no se refiere a lo esencial. Esta expresión indica un punto de vista superficial. Lo mismo puede decirse de otras expresiones como, por ejemplo, la de "derviches aulladores" (howling dervish) que hace referencia a ciertos derviches que repiten el Nombre Divino (Allah) y, al llegar al éxtasis, la palabra se convierte en algo así como un suspiro, un ruido de la garganta. Derviche mewlewi es la denominación más adecuada y ya está implantada, de la misma manera que lo está el término "sufi".  -¿Cuál es el significado de la palabra mewlewi?  D: Mewlewi es aquel que es un adepto de la tariqa, es decir, que se ha dado a Mawlana Jalal ad-din Rumi, fundador e inspirador de esta tariqa.  -¿Cómo hay que entender la singularidad y, al mismo tiempo, universalidad del sufismo mewlewi?  D: El sufismo mewlewi procede del sufismo islámico. Su fuente radica en la alta Asia, en el país originario de los turcos, los cuales se convirtieron al Islam a partir de los siglos VII y VIII. El Sufismo, que puede definirse como lo esencial de la religión, como su ideal gnóstico, se había desarrollado y lo continuó haciendo dentro del Islam. Los mewlewi, o mejor, la tariqa de Rumi -es decir, la vía que se organizó por inspiración de Rumi en el Asia Menor, después del siglo XIII- estaba basada en esos principios. La universalidad es, pues, el Islam. También hay que tener en cuenta que en el siglo XVI se extendió el sufismo a través del Imperio Otomano que ocupaba entonces todo el territorio de Oriente Medio, desde Budapest a Basora. Se crearon en esta época unas ciento cinco zawiya de derviches localizadas en todo el Oriente Medio, Balcanes y Países Árabes. Esto continuó hasta el año 1925; después de esta fecha no hubo más zawiyas de derviches, es decir, había derviches pero no había una organización. Todo fue clausurado y actualmente no queda nada, no hay ninguna zawiya de derviches giradores. Puede hallarse vestigios, para ejemplo, en Budapest, donde queda uno de ellos...  -Al parecer, el samaa es anterior a Rumi  D: Sí, así es. Estuvo organizado antes de Rumi por un shaij llamado Ruzbiham Bakli, de la ciudad de Baqr. Rumi tenía seis años cuando él murió y no llegó a conocerlo. Además, habitaban regiones distintas.  -¿Cuál ha sido el proceso por el cual las personas que actualmente componen el grupo se han vuelto a reunir tras la disolución oficial de los derviches?  D: Cabría hablar de una "influencia". La organización no existe desde hace siglo y medio, pero están las familias, la gente que guarda la tradición, las personas que continúan interesándose por las obras de Rumi, por la danza y la música. Es una cadena que continúa, que no se ha interrumpido.  -¿Y quedan todavía maestros?  D: Efectivamente, pero no se les ve, están ocultos, lo cual es propio de los verdaderos maestros. Se trata de personas que conocen la danza y la música, pero de un modo profundo. Hay que buscarlos, hay que esforzarse. De momento, estamos invitados aquí, realizamos una danza. Debe quedar claro que somos una delegación técnica, no gnóstica. - ¿La tariqa mewlewi es la más importante en Turquía?  D: Sí, la más importante. Existió durante más de cinco siglos. Fue una de las comunidades más importantes socialmente hablando. Incluso se conoce una leyenda, según la cual los soldados -el cuerpo armado del estado otomano- decían que si un día el Sultán y su familia dejasen de existir y no hubiera más príncipes para dirigir el país, habría que llamar como sucesor a otro sultán del Mar Negro. Y si esto tampoco fuera posible, habría que dirigirse al jefe de los derviches para gobernar el estado. Esto prueba que además de poder espiritual, los derviches ostentaban en cierta medida un poder temporal. Personalmente creo que fue un error por su parte compartir el poder político. Pero es una simple opinión, no soy el juez de la historia.    -¿Cual es el concepto mewlewi de la relación entre el ser humano y la divinidad?  D: El hombre es una parte de la divinidad. O mejor, el hombre no existe: existe el alma humana. El hombre debe sacrificarse materialmente; de hecho, en todos los sistemas esotéricos o místicos hay que sacrificarse ante el Creador. Una vez cumplido este acto, ya no hay hombre, sólo hay Dios. Este es el mensaje de todo el sufismo islámico. Existen muchos poemas y alegorías que giran alrededor de esta idea: que el hombre, en último grado de su desarrollo espiritual, debe integrarse en el Alma divina. No hay más que un solo existente: Dios. No hay otro. Todo lo visible o lo invisible, toda la existencia es, de hecho, una manifestación divina. Así pues, el hombre debe volver a su origen. Este es el ideal de los sufíes en general y de los mewlewi en particular.   -¿Es pues el sama un método para realizar la verdadera naturaleza?   D: No. El sama es una técnica. El método es superarse, ir más allá de las ambiciones, llegar a ser lo mínimo. El sama es algo así como la culminación de todo un proceso ascético. Es un placer espiritual. El devoto es alguien que se ha consagrado, que desea renunciar a su lado animal, a su aspecto ilusorio. El sama es un símbolo de todo este trabajo. Representa la conjunción del alma y el cuerpo. A este respecto, una frase del Profeta dice que hay que morir antes de la muerte. Pero es difícil... - ¿Cuáles son las condiciones para poder entrar actualmente en el grupo?   D: Como no existe un círculo ni una organización, para poder entrar hay que tener el número telefónico de alguien, de un derviche de Estambul (sonríe). Hay que tener un contacto personal o tal vez familiar. No existe una zawiya, un lugar a donde dirigirse y decir "quiero ser sufí". Por otro lado, la palabra 'sufi' indica a alguien que se ha entregado a las obras espirituales. De hecho, es un adjetivo, pero en Europa continúa utilizándose como nombre. Hay personas que afirman ser sufíes. Esto no tiene mucho sentido, dicho así. Además, si se afirma algo semejante hay que demostrarlo. En definitiva, pues, se trata de un trabajo interior, de un ascetismo.  -¿En la actualidad, vuestro grupo es el único existente?  D: Hay otro grupo en Konia que hace representaciones "turísticas". No es tampoco un grupo gnóstico, sino cultural. Realizan encuentros, talleres, conferencias... Y además, se realiza el sama como si se tratara de una representación. Todo esto no me agrada demasiado. Para mí el ideal es distinto; ojalá pudiera crearse un grupo verdaderamente gnóstico. Pero de momento, repito, no hay una zawiya de derviches, no hay un trabajo de encierro (jalua).  - ¿Considera la posibilidad de que los occidentales se interesen por el sufismo?  D: Sí, es posible. Actualmente hay varios grupos sufíes en Europa, que están formados por maestros de Oriente. Pero creo que un día se reencontrarán las raíces espirituales de Occidente, lo cual es más deseable que una simple imitación de lo oriental. Las raíces de Occidente están en el Cristianismo. Claro. Hay grandes ideales místicos en el Cristianismo y no deberían perderse. Cuando entro en una iglesia noto que algo sutil "revolotea" en el ambiente. Hay que recoger estas "vibraciones" espirituales.       -En este sentido, ¿cree que el sufismo puede ayudar a los occidentales en esa búsqueda de sus raíces?  D: Sí, claro. La simple idea de buscarse a sí mismo, es decir, el "conócete a ti mismo" -mensaje eterno de la antigua Grecia- es decisiva. Hay que profundizar en la riqueza que encierra el Cristianismo. Eso está bien, ¿pero es suficiente? ¿No significaría tal actitud permanecer en el terreno de lo exotérico? El exoterismo es el camino hacia el esoterismo. Aunque se vea sólo el exterior, si se continúa profundizando, un día se encuentra el origen. A nuestro entender, cada uno debería permanecer en su lugar. Es absurdo, por ejemplo, pretender islamizar a todo el mundo. Cada uno debería quedarse en su lugar, pero ahondando en sus ideas, en sus emociones, en su existencia sobre el planeta.  -¿Es indispensable la presencia de un maestro?  D: Sí, es importante; forma parte del método. A veces el conocimiento se transmite mediante simples miradas. Leer libros está bien, permite llegar a comprender muchas cosas. Pero la vida, de hecho, no es eso. La transmisión, la vida, es otra cosa. Es necesario un maestro; alguien que haya pasado ciertas experiencias, a menudo dolorosas. Porque el derviche no es un personaje encerrado en su torre de marfil. Está en paz consigo mismo, pero es vulnerable al dolor ajeno, a la ignorancia y a la tristeza de los demás. Por eso, puede afirmarse que un derviche es alguien que piensa, come y duerme por los demás; que no es de sí mismo, sino de la entera raza humana.  - - ¿Cuál es el simbolismo de esta danza? Hay un gran simbolismo en ella.     D: Su simbolismo fue revelado por primera vez un siglo después de Rumi, por un sufí llamado Divane Mehmet Shelebí, uno de los más grandes poetas del sufismo. Era descendiente de Rumi, vivió en Antioquía, y fue el creador de una zawiya de derviches. Escribió un gran poema lírico y didáctico. Versos, aforismos y anécdotas sobre la vida de Rumi han ido desarrollándose durante siglos, creando un rico simbolismo. Quizá uno de los significados simbólicos más importantes sea, debido a la posición que adoptan los brazos y manos de los danzantes, el de recoger la baraka del Cielo y llevarla a la Tierra para distribuirla a los demás. Pero, ¡atención!, Si se profundiza en un símbolo puede caerse en el error de intentar definirlo, obligando a los demás a pensar como uno mismo. Esta ceremonia tiene un gran sentido místico y un profundo mensaje. Significa la conjunción entre el hombre y su divinidad. Es un secreto. Lo que sucede puede explicarse por símbolos, no hay otro medio. Pero es necesario que todos estos símbolos estén "libres" para que este mensaje se trasmita. Porque pretendiendo definir un símbolo, lo que hacemos es "ocupar" las imaginaciones. Hay entonces una cristalización de las ideas y de ahí a la idolatría no hay mucha distancia. Desde luego, la vida esotérica no es visible desde el exterior. El ser humano es como un volcán y es preferible dejarlo así.   - ¿Cómo contempla usted el futuro, en sentido espiritual, y especialmente en Occidente?  D: Es necesaria una metamorfosis. Creo que llegará el día en que la humanidad empezará a pensar y el cartesianismo -la herencia de Aristóteles- será borrado de la faz de la tierra. Habrá un retorno de la fuente humana. Porque donde está el ser humano hay siempre espiritualidad. Y, repito, Occidente debe encontrar su propio espíritu, aunque respeto a los buscadores sinceros que tratan de seguir un camino, sea éste Oriental u Occidental. Aunque no me hago demasiadas ilusiones pensando que toda la comunidad occidental vaya a volverse espiritual y mística de un día para otro. Los derviches ejecutan una danza sagrada. Sus movimientos circulares desean la proximidad con lo divino. Pero para que la danza sea puente hacia el caliente pulso de la divinidad, el derviche debe seguir un camino de ascetismo, de meditación y ampliación de su espiritualidad. Esta educación del derviche, plasmada a través de leyendas y historias de sabiduría aparece aquí en este momento de Textos de simbolismo, mitología y religión de Temakel.


 
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