GURDJIEFF - ARGENTINA
 
 
 

LA NEGATIVA AL LLAMADO -Joseph Cambell

¡ Ah, el más tierno, el más ciego, el más débil! Yo soy Él a quien has buscado; Tomas de Ti el amor y a mí me tomas. La misma voz perturbadora y misteriosa iba a ser escuchada en la llamada del dios griego Apolo a la fugitiva doncella Dafne, hija del río Peneo, cuando la perseguía sobre la llanura. "¡Oh ninfa, oh hija de Peneo, espera!", la deidad la llamaba como la rana a la princesa del cuento de hadas . "Yo que te persigo no soy tu enemigo. No sabes de quién huyes, por esa razón huyes. Corre más lentamente, te lo suplico, y deten tu fuga. Yo también te seguiré más lentamente. Ahora detente y pregunta quién te ama." "Hubiera dicho más —dice la historia—, pero la doncella continuó su fuga aterrorizada y lo dejó con las pala- bras en los labios, y aún en su carrera parecía hermosa. Los vientos desnudaron sus miembros, las brisas contrarias hicieron volar sus ropas mientras corría y un aire ligero mantenía sus cabellos flotando detrás de ella. Su belleza fue acrecentada por la fuga . Pero la caza llegó a su fin, porque el joven dios no quiso perder el tiempo en palabras mimosas y urgido por el amor la persiguió veloz mente. Así  como el sabueso de las Galias que ha visto un ciervo en la llanura y busca su presa con pies alados, y el ciervo su salvación; así él, a punto de apresarla, pensaba que la tenía y rozaba sus talones con las fauces abiertas; pero ella que no sabía si ya había sido capturada, apenas escapaba de las afiladas garras y dejaba atrás las fauces que casi se cerraban sobre ella; así corrían el dios y la doncella, el uno empujado por la esperanza y la otra por el temor. Pero él corría más rápidamente, llevado por las alas del amor, no le daba descanso, colgado sobre sus hombros esquivos y respirando sobre el pelo que flotaba sobre su cuello. Ya no tenía fuerza y pálida de terror y completamente deshecha por el cansancio de su rápida fuga, viendo cerca las aguas del río, su padre, gritó: '¡Oh, Padre, ayúdame! Si tus aguas aposentan la divinidad, cambia y destruye esta belleza con la cual he atraído demasiado.' Apenas había hablado cuando un entumecimiento se apoderó de sus miembros y sus costados suaves se cubrieron con una delgada corteza. Su cabello se convirtió en hojas y sus brazos en ramas. Sus pies, hasta ahora tan suaves, se convirtieron en nudosas raíces, y su cabeza no era ya sino la copa de un árbol. Sólo quedó su fulgurante belleza." Éste es, sin duda, un final triste y sin recompensa. Apolo, el sol, el dios del tiempo y de la madurez , abandonó su persecución y en cambio denominó al laurel su árbol favorito y recomendó irónicamente sus hojas a los que confeccionaban las coronas de la victoria. La joven se había refugiado en la imagen de su padre y allí había encontrado protección, como el marido fracasado cuyo sueño de amor maternal lo preservaba del estado que entrañaba el unirse a una esposa. La literatura del psicoanálisis abunda en ejemplos de esas fijaciones desesperadas. Lo que representan es la impotencia de prescindir del ego infantil con su esfera de relacion es y de ideales emotivos. El individuo se encierra en las paredes de su infancia, el padre y la madre son los guardianes del umbral y el alma débil, temerosa de algún castigo, fracasa en su intento de atravesar la puerta y renacer en el mundo exterior. El doctor Jung habla de un sueño que se asemeja muy estrechamente a la imagen del mito de Dafne.El sueño es del mismo joven que se encontró en la tierra de las ovejas, es deci r, en la tierra de la dependencia. Una voz dentro de él decía: "Tengo que alejarme del padre", luego, unas cuantas noches después: "Una serpiente traza un círculo alrededor del que sueña y él permanece como un árbol, inmóvil en la tierra." Ésta es una imagen del círculo mágico dibujado alrededor de la personalidad por la fuerza del padre que sustenta la fijación, que equivale al dragón. Brunilda, de la misma manera, permaneció en su estado de hija durante años, con la virginidad protegida por el círculo de fuego del padre de todos, Wotan. Durmió en la intemporalidad hasta el arribo de Sigfrido ....

De Otra Fuente

Sigfrido es uno de los grandes mitos de la literatura universal. La leyenda de Sigfrido forma parte de una gran epopeya, muy famosa en los países germánicos, llamada Los Nibelungos (unos enanos que vivían en las entrañas de la Tierra y que tenían muchos tesoros). El padre de Sigfrido era muy valeroso, y antes de fallecer le cedió su hijo su fantástica espada. El joven Sigfrido, tan valiente como cualquiera, se adentró en lo más recóndito del bosque para desafiar al infame dragón Fafner,(fue una proeza ya que todo el mundo le temíaal dragòn. Después de ardua reyerta, Sigfrido logró matar al animal fabuloso. Al paso de unos cuantos años, Sigfrido contrajo matrimonio con Crimilda al tiempo que el hijo del rey, Gunther, hizo lo propio con Brunilda, la reina de las valkirias, mozas guerreras encomendadas de acopiar las almas de los guerreros extintos para llevarlas al paraíso. .Brunilda destrataba sin piedad a Gunther, su consorte. Para resolver el problema, Sigfrido debía apoderarse del anillo del Nibelungo, con el, se ayudarìa a modificar la conducta de la arrogante dama..Sigfrido, se propuso convertirse en aventurero a temprana edad. Un dragón llamado Fafnir resguardaba el tesoro. Mimir era también un nibelungo, pero aborrecía a sus semejantes por haberlo echado del reino subyacente. Cuando advirtió que Sigfrido poseía valor capaz para convertirse en un gran superhombre, imaginó la idea de valerse del joven como objeto de venganza. De pronto que Sigfrido estuvo preparado para batir a Fafner, pero carecía de una espada lo sobradamente resistente como para enfrentarse a él, con perspectiva de éxito. Así que Mimir fraguó la espada Balmung con los trozos de otra que había hallado en el bosque (y que algunos dicen había fabricado el mismísimo Odín ) y se la concedió a Sigfrido antes de que marchara a presentar batalla con el dragón.. Tras una dura lucha, Sigfrido logró hundir la espada en el corazón de la bestia, que entre rugidos y sacudidas ya estériles, murió. Mimir le reveló que quien se bañara en la sangre caliente del dragón, se volvería invulnerable; recordando esto, Sigfrido se baño en la sangre aún caliente del animal. Ocurrió que una pequeña hoja de tilo adherida a su espalda dejó un punto en el que la sangre del dragón no alcanzó a tocar. La gesta no sosegó el afán de aventuras de Sigfrido, que dejó la casa del herrero en búsqueda de más y nuevo retos. Del tesoro de los nibelungos sólo se llevó un casco mágico que tornaba etéreo a quien lo llevara puesto y también, a pesar de los consejos de Mimir, un anillo muy hermoso; quizás no le prestó atención a una antigua maldición que llevaba la muerte al dueño del anillo. Cruzó a Dinamarca, cuyo rey le obsequió con el caballo, el mítico caballo de ocho patas de Odín, y navegó en dirección a Islandia. En la isla del hielo encontró un fortín rodeado por un muro de llamas, en el patio de aquel castillo una hermosa doncella vestida con cota de malla yacía dormida sobre un escudo.

Montado en el caballo, Sigfrido brincó por sobre las llamas, y besando a la joven, la despertò. La joven se llamaba Brunilda, y le contó a Sigfrido su historia: ella era una valquiria, y Odin la sancionó a permanecer dormida en aquel castillo hasta que un caballero llegase; el caballero debería ser lo necesariamente valiente como para cruzar el cerco de fuego. Sigfrido acompañó a Brunilda durante unos días, pero pronto sintió nostalgia de la casa de sus padres, con quienes hacía tanto tiempo que no estaba, y abandonó Islandia para regresar a la corte de Niederland, en donde fue acogido como un hijo pródigo y como un superhombre. Sin embargo, no duraría por mucho tiempo en el castillo paterno. A Niederland arreciaban noticias acerca de la suntuosidad del vecino reino de Burgundia, del valor de su rey Gunther y del vasallo Hagen, y de la beldad de la hermana del rey, Crimilda. Enardecida su imaginación Gunther ambicionó ir a Islandia para vencer a Brunilda y ofrecerle matrimonio. Sigfrido sabía que tal empresa excedía la capacidad del rey, así que intentó disuadirlo. En el momento de subir al barco, Sigfrido se puso el casco mágico del tesoro de los nibelungos, que volvía invisible a su portador. El combate resultó como ellos anhelaban y, una vez rendida, sin más, Brunilda consintió en marchar a Worms y casarse con Gunther quien llenó de atenciones a Brunilda, y aunque esta se sentía agradecida no era feliz: Brunilda ardía de celos por Sigfrido y únicamente estaba interesada en el y no en Gunther. Esta situación no cambió, y de pronto,. Brunilda montada en cólera se marchó de Worms para no volver nunca jamàs. Plantado y humillado, Gunther culpaba a Sigfrido de la partida de su esposa. El súbdito Hagen derramaba palabras llenas de ponzoña en sus oídos, incitándole a matarlo, el rey dudaba después de todo, Sigfrido era invencible. Ella le reveló entonces que Sigfrido era invulnerable por haberse bañado en la sangre de Fafnir salvo en aquel pequeño punto de la espalda en el que la hoja de tilo había impedido que la sangre tocara su piel. Así murió el valiente Sigfrido, hijo de Sigmund y de Siegelinde. Con su muerte se cumplió la maldición del anillo de los nibelungos.

EL DRAGÓN O EL PRIMER GUARDIÁN DEL UMBRAL

  D ebe recordarse que en muy diversas tradiciones, los dragones y los toros  son animales con los que combaten los héroes solares (es decir los iniciados): Sigfrido, Mitra, Hércules, Jasón, Horus, Apolo... El dragón es un tetramorfo (al igual que la esfinge que es otro símbolo de aparición frecuente). Alude normalmente a los cuatro elementos (aire-alas, agua-cola, fuego-llamas, patas con garras-tierra) y, por ende, a la purificación por tales cuatro elementos. Este proceso es normal en la Vía Iniciática. El dragón es símbolo de nuestra naturaleza inferior (Prakriti), que debe ser vencida y dominada pero no muerta, para que sobrevenga el reinado del espíritu (Purusha). 

E n síntesis, el dragón es símbolo de purificación. A este dragón lo hemos fabricado nosotros mismos a lo largo de los eones. Hablando impropiamente, son los efectos kármicos acumulados. Para seguir adelante, debemos acometer la terrible lucha con este dragón que nos cierra la puerta hacia la caverna donde se halla el Tesoro de los Tesoros. Y como nuevos Sigfridos, debemos bañarnos en la sangre del dragón Pfafnir tras vencerlo y así estará libre el camino hacia el tesoro de los Nibelungos,, oculto en el seno de la tierra, es decir en nosotros mismos. Para que el alma pueda alzarse en presencia de los Maestros, es necesario que los pies se hayan bañado en la sangre del corazón.  

 

 
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