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DANZAS RITUALES DE ISHTAR LEYENDA: Ishtar, señora del firmamento, poderosa diosa del amor y de la guerra. Su primer esposo fue su hermano Tammuz. Al morir Tammuz, Ishtar descendió a los infiernos para arrancarle a su hermana, la terrible Ereshkigal, el poder sobre la vida y la muerte. Después de darle instrucciones a su sirviente Papsukal, de ir a rescatarla si no regresaba, Ishtar descendió a la tierra, de las tinieblas Irkalla. Comenzó valiente y desafiante, gritando al portero que abriera la puerta antes de que la echase abajo. Pero en cada una de las siete puertas se la iba despojando de una de sus prendas, y con ellas se iba despojando de su poder, hasta que llegó desnuda e indefensa ante Ereshkigal, que la mató y colgó su cuerpo en un clavo. Con su muerte, todo el mundo comenzó a languidecer. Pero el fiel Papsukal llegó hasta los dioses y les pidió que creasen un ser capaz de entrar en el mundo de los muertos y resucitase a Ishtar con la comida y el agua de la vida. Así es como Ishtar volvió a la vida, pero tenía que pagar el precio: durante seis meses al año, Tammuz debe vivir en el mundo de los muertos. Mientras está allí, Isthar ha de lamentar su pérdida; en primavera, vuelve a salir y todos se llenan de gozo. Esta leyenda es también otra versión para el origen de la llamada "Danza de los siete velos", la cual cuenta que el amor de Ishtar por Tammuz era tan grande que decidió también ir al reino de Ereshkigal. Con pasión y determinación, cruzó los siete vestíbulos del submundo, y en cada uno de ellos era despojada de una de sus pertenencias: un velo o una joya. En esta historia el velo representa lo oculto, las cosas que nosotros ocultamos de los otros y de nosotros mismos. Al dejar el velo, Isthar revela sus verdades, y entonces consigue reunirse con su amor.
La Danza de los 7 velos es un paralelo al mito de Ishtar, diosa babilónica del amor y de la fertilidad. Cuenta el mito que el amado de Ishtar murió y fue llevado al centro de la tierra. Desesperada, ella va en su búsqueda para traerlo de vuelta a la vida. Para eso, ella tendría que pasar por siete portales y en cada uno dejar una joya y un velo. Mientras Ishtar está en el centro de la tierra, un terrible invierno cayó sobres los reinos, nada germinaba, no había amor ni felicidad en los hogares. Solamente cuando ella retorna con su amado, el planeta vuelve a tener riqueza y prosperidad. En la Biblia ese mito fue mal interpretado y se transforma en la conocida historia de Salome. En el mito original, Ishtar trae consigo la vida, en la Biblia, Salome causaba la muerte. Al bailar con cada uno de los siete velos, simbolizamos el paso por cada uno de esos siete portales, así como la sublimación de nuestra energía más primitiva. Leyenda Ishtar, señora del firmamento, poderosa diosa del amor y de la guerra. Su primer esposo fue su hermano Tammuz. Al morir Tammuz, Ishtar descendió a los infiernos para arrancarle a su hermana, la terrible Ereshkigal, el poder sobre la vida y la muerte. Después de darle instrucciones a su sirviente Papsukal, de ir a rescatarla si no regresaba, Ishtar descendió a la tierra, de las tinieblas Irkalla. Comenzó valiente y desafiante, gritando al portero que abriera la puerta antes de que la echase abajo. Pero en cada una de las siete puertas se le iba despojando de una de sus prendas, y con ellas se iba despojando de su poder, hasta que llegó desnuda e indefensa ante Ereshkigal, que la mató y colgó su cuerpo en un clavo. Con su muerte, todo el mundo comenzó a languidecer. Pero el fiel Papsukal llegó hasta los dioses y les pidió que creasen un ser capaz de entrar en el mundo de los muertos y resucitase a Ishtar con la comida y el agua de la vida. Así es como Ishtar volvió a la vida, pero tenía que pagar el precio: durante seis meses al año, Tammuz debe vivir en el mundo de los muertos. Mientras está allí, Isthar ha de lamentar su pérdida; en primavera, vuelve a salir y todos se llenan de gozo. Esta leyenda es también otra versión para el origen de la llamada "Danza de los siete velos", la cual cuenta que el amor de Ishtar por Tammuz era tan grande que decidió también ir al reino de Ereshkigal. Con pasión y determinación, cruzó los siete vestíbulos del submundo, y en cada uno de ellos era despojada de una de sus pertenencias: un velo o una joya. En esta historia el velo representa lo oculto, las cosas que nosotros ocultamos de los otros y de nosotros mismos. Al dejar el velo, Isthar revela sus verdades, y entonces consigue reunirse con su amor.
¿Qué pasa con Psique cuando se da cuenta de que está casada con el dios del Amor, se enamora de él y él se va? Lo que le pasa a cualquier persona cuando pierde su objeto de amor: un profundo dolor. Este inmenso dolor hace que el corazón destrozado de Psique se llene de temores y de angustia y busque calmarse en lo profundo de un río, al cual se lanza con deseos de morir. Pero el río que conocía a Eros y a su esposa, llevó a ésta a la ribera y allí descansó su cuerpo. En ese mismo lugar se encontraba el dios Pan, quien le dijo que dejara de hacerse daño y buscara aplacar a Eros con plegarias, servicios y halagos, quien ha regresado a la casa de su madre, Afrodita. Mientras tanto Psique vaga sin saber a dónde y llega a la casa de su hermana y luego de la otra, quienes al escuchar la historia del dios del Amor y Psique, muertas de la envidia, van al peñón a ofrecerse como esposas para Eros y que el viento del Levante les lleve suavemente al paraíso donde vivía su hermana con su esposo. Pero ningún viento llega y ambas mueren al lanzarse atolondradamente por el peñón. Sin saber el destino de sus hermanas y vagando triste por el mundo en busca de su esposo, Psique busca ayuda en varias diosas y dioses, pero nadie se arriesgará a ofender a Afrodita, ya que su ira sería un peligro inmenso. Afrodita es la única quien puede ayudar a Psique, aunque en el proceso busque destruirla. Finalmente Psique llega a quien inició este proceso: Afrodita. ¿Cómo llega? A través del dios Hermes, el mensajero. Una vez frente al altar de la diosa le pide que sea la intermediaria entre ella y su esposo Eros, su hijo. Afrodita, que estaba dispuesta a vengarse de la joven, no resiste la tentación de humillarla y la somete a un papel de sirvienta fregona. Además de abusar verbalmente de ella constantemente, le asigna algunas tareas que considera imposibles para una humana. La primera tarea es separar una inmensa pila de semillas de varios granos que estaban todas mezcladas (cebada, trigo, mijo, entre otras), antes de que caiga la noche. El castigo por no realizarla correctamente sería la muerte. Así, Afrodita parte a un festival de bodas y Psique se queda llorando ante su tarea imposible y piensa en suicidarse. Pero un ejército de hormigas acude a su rescate. Son ellas quienes separan las semillas con gran esmero y cumplen con la tarea antes de la llegada de la noche. A regañadientes Afrodita admite que Psique lo ha logrado tolerablemente bien. Al amanecer del siguiente día Afrodita le asigna la siguiente tarea: Psique debe ir al campo situado al otro lado del río y traer lana dorada de los carneros que allí pastan. Debe volver antes del anochecer o el castigo será la muerte. Psique llega al río con la idea de morir, que parece ser permanente, pero justo en la orilla están unos juncos que le hablan y le dan consejos, evitando que ella se mate, sea porque se lanza al río o porque se acerca temerariamente a los carneros, que son muy violentos y fieros. La manera de cojer la lana era esconderse hasta que el sol estuviera en lo alto y las ovejas se acercaran a beber agua del río. Cuando allí se acercaran, Psique debía mover las matas y zarzas que estaban cerca de la orilla y la lana se quedaría atrapada en ellas. Una vez empiece a caer la tarde, los carneros se alejarían y ella podría recolectar su tesoro. La muchacha así lo hizo y regresó antes del anochecer a casa de su suegra, quien nuevamente tuvo que aceptar que por increíble que parezca, Psique logró completar la tarea.
Así que, llena de ira y de palabras vengativas, Afrodita da una nueva orden: Psique debe llenar una copa de cristal con agua de uno de los ríos infernales, que están vigilados por monstruos peligrosos y donde no existe un lugar donde pueda apoyarse o pararse. Nuevamente Psique se desploma por la derrota antes siquiera de intentarlo. No llora, sólo siente su impotencia. Pero la Providencia, viéndola tan abatida, fatigada y triste, se apiada de ella y le envía un águila de Zeus, quien recuerda haber sido ayudado por Eros en una aventura pasada. El agua estigia sagrada no puede ser tocada por ser alguno, al ser el río de la vida y de la muerte, por lo que el águila toma la copa de cristal, vuela hacia el centro de la corriente, la inclina hacia la cascada por la que fluye el agua y llena la copa. Luego lleva el recipiente colmado hacia donde Psique se encuentra. Pero a pesar de haber cumplido su tarea correctamente, Afrodita no se siente ni satisfecha ni tampoco alaga a su nuera. Por el contrario, sigue insultándola y humillándola, llamándola hechicera, le manda una cuarta y última tarea. Esta última tarea imposible es la siguiente: Psique debe llevar al Hades una caja de madera y pedirle a Perséfone un poco de su ungüento de belleza, que luego deberá entregar a Afrodita. Psique ve la imposibilidad de su tarea y va hacia una altísima torre desde la cual podrá arrojarse para escapar de ese terrible destino. Pero la torre le dice que no sea mezquina, sino que siga las instrucciones que le dará y así podrá ir al inframundo y regresar. Primero le indica la entrada hacia el Hades que está en un lugar escondido, en un sendero no demarcado. Debe llevar en sus manos dos pedazos de torta de cebada, dos monedas de medio penique entre los dientes y la suficiente fortaleza para pasar varias y difíciles pruebas.
Antes de entrar se encontrará con un pastor cojo con su burro cojo cargado con varas de madera, quien derramará algunas varitas y le pedirá su ayuda, pero ella debe pasar de largo sin dirigirle palabra. Después se encontrará con el balsero Caronte a quien le debe dar una de las monedas para cruzar hacia el Hades en su balsa. Si durante el cruce del río, un hombre que se ahoga le pide ayuda, ella debe negarse. Si al llegar se encuentra con tres viejas que tejen con las hebras del destino en un telar que le piden ayuda, ella deberá continuar caminando y no prestarles atención, porque podría quedarse sin su pedazo de torta que necesita para un lugar más oscuro más adelante. Después se encontrará con el can Cerbero, el guardián del Hades, un perro gigantesco con tres cabezas. A éste debe arrojarle una de las porciones de torta y avanzar mientras las tres cabezas se disputan la comida. Finalmente se encontrará en la antecámara de Persérfone, la eterna doncella, reina de los misteriors. Allí Psique debe rechazar la hospitalidad que Perséfone le ofrece y aceptar apenas la comida más sencilla y al comerla sentarse en el suelo, porque si acepta el lujo de Perséfone, quedará ligada a ella para siempre, debido a una antigua ley. Debe allí pedir a la reina del inframundo un poco de su ungüento de belleza que guardará en el cofre y salir sin preguntar nada, de la misma manera que entró: dándole al can Cerbero el otro pedazo de torta y al balsero Caronte la otra moneda. Y le advierte la torre: "Pero sobre todas las cosas te apercibo que guardes una: que en ninguna manera cures de abrir ni mirar lo que traes en la bujeta, ni procures de ver el tesoro escondido de la divina hermosura." Psique pasa cada una de las pruebas y tareas con gran sigilo, pero al ver el cofre -justo al final de su viaje y teniendo a la vista la luz y el mundo humano- piensa que un poco de belleza no le vendría mal para resultarle hermosa a su amado Eros. Así, abre el cofre y no hay nada en él, más que un sueño mortal, que instantáneamente le abate y le convierte en un cuerpo sin sentidos. Cupido ya restaurado de sus heridas y llagas, sin poder tolerar un minuto más sin su amada amiga y sabiendo la desgracia que le había acaecido, se escapó de la casa de su madre por una pequeña ventana y vuela hacia ella, borrando el sueño mortal de su rostro y poniéndolo dentro del cofre. La despierta punzándola con una de sus flechas y la regaña por haber sucumbido a una curiosidad que casi la mata. Luego le instruye que concluya su tarea y lleve a Afrodita el misterioso cofre. Entonces Eros vuela directamente hasta Zeus y le pide apoyo para su relación con Psique. Y aunque Zeus en un inicio reprende a Eros por su conducta deficiente, finalmente le promete su ayuda. Convoca así el Rey del Olimpo a todos los dioses y pide a Hermes que traiga a Psique a su corte. Zeus da de beber a Psique el vino de la inmortalidad y le concede así un estado similar al de su esposo Eros, con la promesa de que él no la abandonará jamás y será su eterno esposo. Se hizo en el cielo un festival como nunca se celebró antes, donde los dioses tocaron música, cocinaron y comieron y hasta Afrodita bailó contagiada por el jolgorio general. Cuando llegó el momento, Psique dio a luz una hija llamada Voluptas o Placer, el placer y la dicha de la vida. La verdad de esta danza es un ritual de espiritualidad y misterio muy hermoso. Fue practicada para las diosas egipcias, principalmente la diosa “ISIS”. Las sacerdotisas en sus templos la bailaban en homenaje a los espíritus de sus seres queridos y se quitaban además de los velos todas las pertenencias que llevaban en su cuerpo, librándose así de todos los bienes materiales hasta alcanzar el plano espiritual. Comenzó a simbolizar los sietes colores sabios del arco iris, de los siete planetas y desde entones también los siete “CHAKRAS”. Con este cambio en la danza las bailarinas empezaron a llevar la danza a los escenarios que limitándose a quitarse los velos. También fue bailada por la diosa babilónica “ISTHAR”, diosa del amor y de la fertilidad. Según los babilónicos, Ishtar fue abajo al mundo subterráneo y pasó siete veces por siete vestíbulos, dejando en cada uno de ellos una de sus siete cualidades: belleza, amor, energía, magia, salud, fertilidad y el dominio que tenía sobre las cuatro estaciones del año. Cada uno de los velos es correspondiente a un grado en la iniciación espiritual de la ascensión de los chakras. Los sietes colores del arco iris y los sietes planetas, que se representan en la danza poseen las cualidades y los defectos que influencian sobre el temperamento del ser humano. La retirada de cada uno de los velos, sujetos al cuerpo de la bailarina significa quitar el bloqueo del chakra que está relacionado con cada color. Otro factor muy importante: para energizar sus velos en la noche anterior a la actuación se deben poner los velos al lado de inciensos, con los buenos pensamientos llenarlos de energía positiva y no dejar que nadie más los toques para no romper el ritual. Y el ritual de los velos comienza desde entonces, no sólo al pisar el escenario. Para llevar la danza con reverencia los velos deben retirarse como una diosa, con espiritualidad y devoción, con gran energía y mucha paz espiritual, ayudándose del movimiento. Si sientes lo que estás haciendo, tu sensación de paz interior se reflejará en tu baile. La forma de ponerse los velos en tu cuerpo también hace parte del ritual, el orden de los colores y el orden de quitárselos. Al llegar al color lila, la bailarina alcanza ya la espiritualidad. Los colores de los velos, los planetas y sus chakras: El velo Rojo representa al planeta Marte, significa vitalidad, victoria en el amor cósmico, la confianza, la seguridad en uno misma y la pasión – encendido al chakara pélvico. El velo Naranja representa al planeta Júpiter, disuelve el impulso del dominador y da salida a la sensación de proteger y ayudar al próximo. Energía y deseo sexual – encendido al sacro (entre la pelvis y el ombligo). El velo Amarillo representa el Sol, quita el orgullo y la vanidad extrema, trayendo confianza, esperanza y alegría – encendido al chakra umbilical. El velo Verde representa el planeta Mercurio, demuestra la división y la determinación que son ganadas por el equilibrio entre los contarios, compasión y tolerancia – encendido al chakra cardiaco (corazón). El velo Azul proclama que la dificultad de expresión fue superada, a favor de la buena relación con los seres deseados, elocuencia – encendido al chakra de la garganta. El velo Índigo, pomulga la intuición, la imaginación, la visualización y la concentración – encendido al chakra del 3º ojo (entre las dos cejas). El velo Lila representa el planeta Saturno, demuestra la disolución del exceso de la severidad y la seriedad, la conquista de la conciencia completa y el desarrollo de la opinión sutil, indica la inspiración, la sabiduría y la espiritualidad – encendido al chakra coronario. El velo Blanco representa a la madre Luna (unión de todos los colores). La retirada del velo blanco demuestra la imaginación transformada en pensamiento creativo y pureza interior y el alcance de la paz interior total, a la reunión del yo con Dios. Ya lo dice el título, para las civilizaciones, no solo asiria sino todas las de la región de Mesopotamia, Ishtar era la diosa del amor. Pero no en forma exclusiva pues aunque parezca insólito, también era la diosa de la guerra, algo que no es muy común en las diversas cosmogonías. Pero además del amor y la guerra, Ishtar era también la diosa del sexo, de la fertilidad y de la vida entre otra gran cantidad de asuntos menores. La dicotomía que se plantea entre diosa del amor/guerra tiene una explicación mitológica que pasaremos a desarrollar. Todo parte de su padre pues para muchos era hija de Sin, el Dios lunar de quien heredaría el carácter bélico, pero por otro lado se aduce que era hija de Anu, de quien heredaría el amor ente otras cualidades. Así es cómo podemos explicar el porqué de la insólita relación entre amor/guerra. Ishtar, diosa del amor/guerra Ishtar, diosa del amor/guerra Su representación solía ser una estrella de ocho puntas, esto debido a que era asociada a Venus. Incluso en Astronomía, hoy en día a un continente de dicho planeta se le ha bautizado Ishtar, demostrando cierta coherencia entre los astrónomos y los estudiosos de las religiones antiguas (pues no necesariamente deben ser historiadores). Como diosa del amor, no daremos muchas explicaciones pues más o menos las podemos imaginar, pero si una curiosidad que nos explicará la mentalidad de la época. Ishtar era la protectora de las relaciones extra maritales y la prostitución. ¿Permitían la infidelidad en la antigua región de Mesopotamia? Si, más que nada en Babilonia pues el casamiento era un mero contrato para generar riquezas y además, como sostén del Estado pues la familia era la base del mismo. Pero no existía ningún inconveniente con la infidelidad o tener amantes pues no se imponía ningún castigo por ello. En la civilización Sumeria, podemos encontrar a esta misma diosa bajo el nombre de Inanna y más conocida es por su denominación fenicia, siendo la diosa Astarté. Sin importar sus nombres, el significado y simbolismo de la diosa no varía jamás. A propósito del simbolismo, el león es su animal asociado y por ello la puerta de Babilonia (hacia la ciudad interior) posee un relieve con el dibujo de un león, tal y como lo muestra la primera imagen. Para finalizar con esta diosa, no está de más decir que era conocida como Reina del Cielo y Señora de la Tierra, dos títulos que le han caracterizado durante siglos y por los cuales también podemos encontrarla. Hoy, arrojaremos luz sobre una de las más grandes diosas de la historia árabe.
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