EL MOVIMIENTO (II)
No ponemos prácticamente
nunca en cuestión cómo nos movemos, excepto en condiciones
especiales de gimnasia o artes marciales, Tai Chi, Movimientos, danzas,
etc. Pero en nuestra vida personal, nos movemos desde el primer aliento,
desde el primer grito. Entonces el movimiento es el símbolo
de la vida, no solamente de nuestra vida, sino también de la
vida cósmica.
Todo se mueve. Ciertas estrellas o galaxias se mueven con velocidades
de años luz inconcebibles para nuestra mente: es una abstracción
lo que vemos. Se acercan a nosotros, se alejan - universo en expansión
-, y también está en la materia más densa. En
el átomo hay movimientos inconcebibles, astronómicos,
millones de vueltas alrededor de un núcleo.
Y ¿cómo está la cuestión en nosotros?
Nos interesa la idea desde el punto de vista de la evolución,
de la posible evolución, porque la idea básica con la
cual se mide todo en el Trabajo es siempre el de la posible evolución.
La evolución significa que también existe lo opuesto:
una involución. Y como todo está en este proceso, dentro
de una involución o una posible evolución, que es lo
menos, entonces también nuestros movimientos se pueden ver
desde este punto de vista.
La mayor parte de nuestros movimientos son casi exclusivamente involutivos,
van hacia abajo en la escala del Rayo de Creación, y no suben
por la octava lateral que está dada en el Trabajo como la Octava
del Sol, de la inteligencia del Sol. ¿Porqué es así?
Significa que, de niño, comienzo a imitar, ya que ésta
es una de las características o capacidades del centro motor,
pero estoy en una situación muy lamentable, porque imito mecánica
o inconscientemente, como un mono, las cosas de otros.
De este modo se forma lo que son nuestros gestos, nuestro porte, nuestra
manera de caminar, todos nuestros movimientos, en los que entra después
mi historia personal, es decir, la historia de mis abuelos, de mis
padres, de mis vecinos, de mis hermanos, de mis compañeros
de colegio..., donde tengo contacto social.
Todos son movimientos mecánicos, y un movimiento mecánico,
no es consciente.
Pero la función motríz tiene también una posibilidad,
que es que el hombre puede imitar conscientemente. Eso se presenta
en el arte, en ciertas danzas, danzas sagradas, etc. Pero esas son
condiciones muy especiales de entrenamiento.
Nuestra repetición de lo mecánico en los movimientos,
nos ha llevado a lo que ya he mencionado, de los reflejos condicionados,
porque repitiendo y repitiendo una cosa se convierte en reflejo condicionado
al estilo del perro pavloviano.
Vemos como nuestro centro motor pertenece al cuerpo, y el cuerpo es
el depositario de todas mis emociones y de mis pensamientos, que se
reflejan a través de él en su movimiento, en su porte,
excepto ciertas emociones altas que no producen movimientos mecánicos.
Sea como sea, el centro motor es el depositario de toda mi historia
personal. Esto es una debilidad y a la vez una posibilidad, porque
puedo rescatar ahí muchas cosas cuando comienzo a hacerme más
consciente de mis movimientos.
Un movimiento consciente puede ser un movimiento conducido: yo conduciendo
el movimiento. Eso lo hago muy poco, el movimiento me sucede como
reflejo. Entonces este movimiento no está a la altura de la
ubicación auténtica del centro motor, porque en la Tabla
de Hidrógenos, que es una tabla que mide todo por su vibración
o su densidad en el universo, se pone los movimientos en un punto
muy alto, en el Hidrógeno 24, más arriba de la mente.
El hombre pensante comienza en el Hidrógeno 24 y ahí
está en realidad el nivel de la función motríz,
si los movimientos son creados desde el centro motor mismo y no influenciados
por reflejos de los otros centros y degradado a un condicionamiento
en un nivel más bajo - porque yo puedo tener movimientos en
los niveles 96, hasta en los niveles 768: movimientos muy tensos,
porque estoy en una depresión negativa, en una desidia, abulia,
aburrimiento... Entonces mis movimientos son muy bajos en la escala,
y desde el punto de vista de la posible evolución, nos interesa
siempre en qué lugar de la escala estoy, pues si estoy solamente
en lo denso, no voy a evolucionar sino voy a involucionar. No me protegen
grupos o escuelas contra este proceso de la involución de los
movimientos, si no estoy entrenándome en un sentido contrario.
Yo puedo ir 10 años a grupos, reuniones, escuelas, 20 años,
30 años, y no cambio mis movimientos, porque me arreglo con
la mente, un poco de emoción, entonces no hay realmente un
cambio, un cambio real.
El centro motor toma aquí una cosa muy importante: puede ser
un factor reconciliante en una tríada: mi mente puede estar
activa y mis emociones pasivas, o al revés, mi mente pasiva
y mis emociones activas, pero mi centro motor puede reconciliar: si
estoy muy nervioso, por ejemplo, voy al aire fresco, camino, me muevo
conscientemente...
Carlos Matchelajovic