La Leyenda de Osiris La historia de Osiris es uno de los más antiguos mitos egipcios, cuyos orígenes se pierden en el tiempo. Era uno de los dioses más importantes de la mitología egipcia, pues Osiris fue el Rey de Egipto que en su resurrección representó el “Rey de la Muerte”. A él, todos los egipcios esperaban reunirse después de su muerte. Cuenta le leyenda que Nut (Diosa del Cielo), hija del Dios Ra, el Dios Sol, se enamoró perdidamente del dios Geb (Dios de la Tierra). Cuando Ra se enteró de esta relación, en medio de su furia, prohibió a Nut que en el término de un año de 360 días, tuviera hijos. Nut llamó a su amigo Thoth, para solicitarle ayuda. El deseo de Ra debía cumplirse, pero Thoth tuvo una idea: se casó con la diosa de la Luna, Selene. La luz de Selene fue rival de la luz de Ra. Thoth se sintió triunfante y fue recompensado con la séptima luz de Selene. Esa es la razón por la cual la luna desaparece todos los meses. Thoth tomó su luz y agregó cinco días más al año calendario, haciendo que el año tuviera 365 días. Así, Nut tuvo cinco días para concebir, sin desobedecer la orden de Ra. Nut tuvo así dos hijos y dos hijas: parió a Osiris (Rey de los muertos y de las fuentes de vida renovadas); a Seth, a Isis (Diosa de la Fertilidad y la Maternidad), y a Neftis. Cuando Osiris nació, una voz exclamó: “El Rey de todos ha nacido”. Osiris creció y se convirtió en un gran rey, colaboró con su pueblo, los adiestró en los trabajos agrícolas y en la crianza de los animales, los guió para realizar los códigos de las Leyes, y les enseñó a orar a sus dioses. Osiris realizó un gran reinado, convirtió a Egipto en una gran Nación. Y el pueblo comenzó a adorar la tierra en donde él pisaba. Su esposa y hermana Isis siguió los pasos de su esposo en el reinado. Osiris tenía un gran enemigo, su hermano Seth, envidioso y amargado, quien complotaba contra el rey Osiris. Un día, Seth logró aliarse con Aso, la reina de Etiopía, y 72 conspiradores. Consiguió las medidas exactas de Osiris y construyó una caja muy bien ornamentada. Realizó un gran banquete al que invitó a Osiris y a los conspiradores. Realizó un convite para ver quién cabía perfectamente en dicha caja. Cuando llegó el turno a Osiris, al entrar cómodamente, le cerraron la caja, con clavos y la arrojaron al río Nilo. (Otras leyendas dicen que lo cortó en pequeños pedazos). Desde ese día, no se lo volvió a ver al rey Osiris entre los vivos. Isis hizo embalsamar el cuerpo de su esposo con la ayuda del dios Anubis, quien se convirtió así en el dios del embalsamamiento. Los ruegos y hechizos de Isis resucitaron a Osiris, quien llegó a ser rey de la tierra de los muertos. Horus, hijo de Osiris (transitoriamente resucitado) e Isis, derrotó posteriormente al traidor Set en una gran batalla erigiéndose en el rey de la tierra.
LA LEYENDA DE OSIRIS.
Para quienes conozcan el nombre de Osiris sólo por "El último vuelo del Osiris" de "Animatrix", es bueno hacer un repaso de la leyenda en torno a este dios egipcio.
El mito egipcio de Osiris refiere como, antes de la historia propiamente tal, Osiris sucedió a su padre Geb en el trono del Bajo Egipto. Allí conquistó al Alto Egipto y unificó por tanto Egipto, a la par que enseñó la metalurgia y las artes místicas. Le asesoraban su esposa Isis, la hechicera encarnación de la sabiduría, el dios civilizador Tot, y los dioses Anubis y Upuat. Durante 28 años de reinado, Osiris convirtió a Egipto en un país próspero y civilizado, una verdadera edad de oro.
Todo esto despertó el odio, el recelo y la envidia de Set, hermano de Osiris, quien era el dios del desierto, la sequedad, y en definitiva, de la muerte. O sea, Set representaba justamente todos los valores opuestos a Osiris. Durante una fiesta, Set le tendió una emboscada a su hermano. Ofreció a los presentes un bello sarcófago como regalo, diciendo que sería para quien le quedara. Cuando Osiris ingresó al sarcófago, irrumpieron 72 conjurados que acompañaban a Set, lo cerraron con Osiris adentro, y se lo llevaron, arrojándolo al Río Nilo.
Desconsolada, la diosa Isis persiguió el destino del sarcófago hasta Biblos, en Fenicia. Allí consiguió recobrarlo. Furioso porque sus planes no habían salido todo lo bien que esperaba, Osiris se apoderó del cuerpo de Osiris y lo repartió en pedazos. Isis, pacientemente, fue buscando los pedazos uno a uno, recuperándolos todos, salvo los genitales, que habían servido de banquete a un pez. Isis no se arredró por ello: resucitó a Osiris por medio de artes mágicas, creando un cuerpo eterno e inmortal, un zert , es decir, la primera momia. Por medio de más magia, se embarazó de su marido, y dio a luz a Horus.
Cuando llegó a la edad de la madurez, Horus capitaneó las fuerzas de su padre, y se rebeló en contra de Set. En la batalla subsiguiente, las hordas de Set fueron derrotadas, su líder fue apresado, y llevado a juicio delante del tribunal de Tot, quien lo condenó sin más. De este modo, Horus, hijo y heredero de Osiris, quedó entronizado como rey de Egipto.
En cuanto a su padre, seguía vivo, pero en el mundo de los inmortales, en donde ha quedado instaurado como juez supremo. Allí, en su propio tribunal, juzga y pesa las almas de los difuntos sobre una balanza, poniendo su corazón en un plato de la misma, y una pluma (símbolo de la verdad) en la otra. Si pesan iguales, el difunto ingresa a la bienaventuranza de Osiris. Si el corazón pesa más que la pluma, aquejado por el peso de la mentira y la falsedad, entonces el difunto era destinado a un monstruoso cocodrilo que se lo devoraría. Tal es el llamado "Juicio de Osiris".
EL SIGNIFICADO DEL MITO DE OSIRIS.
El Mito de Osiris tuvo y tiene una vitalidad extraordinaria, porque admite una buena cantidad de lecturas. La más obvia de ellas es un relato mitológico lleno de acción y aventuras, como otros muchos antes y después en la historia. Pero hay otros niveles.
Un segundo nivel es el mito político. Es decir, la historia de Osiris es reflejo de las convulsiones políticas y sociales del Egipto antiguo. En el Egipto Antiguo, la unificación fue producto no del Delta, el Bajo Egipto, sino del Alto Egipto, al revés de lo planteado por el mito de Osiris. El culto de Osiris principió en el Bajo Egipto, y de ahí que se asocie su "edad de oro" al Bajo Egipto, precisamente. Es decir, hay un sutil rapapolvo al poderío del Alto Egipto, insultándolos delicadamente al tratarlos de "usurpadores". Es de recordar que el Alto Egipto, para legitimar su poder , adoptó como emblema el halcón, es decir, al dios Horus.
Pero hay una tercera lectura, que es la más interesante. Osiris es uno de los primeros héroes solares conocidos, un dios que es muerto por el mal (Set), y resucitado por el amor de la Gran Diosa Madre , papel que desempeña en este caso la diosa Isis. El ritual de Osiris estaba conscientemente dirigido a enfatizar este aspecto: sus 70 días de muerto coincidían con los 70 días que la estrella Sotis (Sirio) desaparece en el cielo. La reaparición de Sotis, coincidente con la resurrección de Osiris, marcaba también el inicio de las inundaciones del Río Nilo, que traen la fertilidad a Egipto.
EL DESTINO DE LA RELIGIÓN DE OSIRIS.
El origen del culto a Osiris es desconocido. Una tesis sostiene que Osiris es una versión egipcia de un dios procedente de Asia, lo que lo emparentaría con el Tammuz babilónico y el Adonis cananeo. Otra tesis sostiene que Osiris es un desarrollo religioso netamente egipcio. Sea como sea, Osiris calzó bastante mal con la mitología egipcia, y cuando lo hizo, fue de manera harto forzada.
El mito de enlace entre Osiris y el resto de los dioses, fue una operación política de los sacerdotes del Reino Medio egipcio (hacia 2000-1750 aC). El gran dios faraónico Ra, el dios solar, habría sido emboscado por Isis, quien le habría engañado y extorsionado para hacerle decir su nombre secreto. Desde entonces la diosa Isis (ahora malvada, y no benefactora) habría obtenido un poder supremo. En consecuencia, Ra habría tenido que compartir su poderío con Osiris. De este modo, Horus pasa a simbolizar el Sol Naciente (del amanecer), Ra el Sol Triunfante (del mediodía), y Osiris el Sol Muriente (del ocaso). Una incómoda componenda política, que no alcanza en verdad a empañar la belleza de uno de los primeros mitos históricos conocidos.