GURDJIEFF ARGENTINA |
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.. Hay muchas probabilidades de que la Esfinge fuese alguna vez un animal con alas , pero antes de llegar a esta conclusión será preciso conocer algunos aspectos esotéricos que tal vez ayudarán a resolver en parte las dudas. Como sabemos, el año se divide en doce signos zodiacales, que corresponden a otras tantas constelaciones. Tres signos corresponden al equinoccio de primavera: Aries, Tauroy Géminis; los siguientes al solsticio de verano: Cáncer, Leo y Virgo; vienen a continuación los del equinoccio de otoño: Libra, Escorpio y Sagitario; y pertenecen los últimos al solsticio de invierno: Capricornio, Acuario y Piscis. La posición relativa de las constelaciones varía muy lentamente con respecto a un punto fijo de observación de la Tierra, debido a cierto movimiento de balanceo de nuestro planeta en su órbita solar . A causa de ese balanceo, nuestra posición con relación a las constelaciones cambia cada 72 años el equivalente de un grado de arco. Se necesitan casi 26.000 años para dar la vuelta a las constelaciones y regresar al punto de partida. Este curioso fenómeno, llamado precesión de los equinoccios , era ya conocido en la antigüedad, donde le concedían gran importancia. A cada periodo de 2.160 años le daban el nombre de Era, y así ha seguido hasta nuestros días. La era cristiana ha transcurrido bajo el signo de Piscis y nos dirigimos hacia la de Acuario. Antes de Piscis, tuvimos la era de Aries, caracterizada por el cordero pascual del pueblo judío. Antes dominó la era de Tauro, identificada con el buey Apis de los egipcios.Esta sucesión de eras podría determinar la fecha en que fue construida la Esfinge . Lo que se inició con Virgo, o sea una cabeza de virgen, se concluiría con Leo. En base a este planteamiento se considera que la construcción de la Esfinge tuvo lugar entre las eras de Virgo y Leo. Si multiplicamos por 2.160 el número de eras desde la actual hasta la de Virgo, obtenemos una fecha aproximada: el año 10.000 a.C. Fue en aquellos tiempos en que algún pueblo de la antigüedad comenzó a levantar el enigmático monumento. Pero, ¿puede ser tan antiguo este monumento? Constelaciones del zodíaco, formada por los doce signos del zodíaco, dan lugar a los equinoccios de primavera y otoño y a los solsticios de verano e invierno. Cuando en el 590 a. C. el legislador Solón, uno de los siete sabios de Grecia, visitó la ciudad egipcia de Saís, los sacerdotes le hablaron sobre un continente que se hundió en el océano unos nueve mil años antes. Al sumar estos 9000 a los 590 de la visita del sabio griego resulta la fecha de 9590 a.C., que se asemeja de manera sorprendente a la determinada por el cálculo de las eras zodiacales. Esto podría probar que algunos pobladores de la Atlántida lograron sobrevivir al repentino hundimiento y llegaron a Egipto, donde levantaron esta monumental estatua con cuerpo de león y cabeza de mujer, para recordar que fue entre Leo y Virgo que desapareció para siempre su tierra. Sin embargo, hay quienes dicen que a esos 10000 años habría que sumar una vuelta adicional de las doce eras, hasta obtener más de 38 mil años que demostrarían que la Esfinge es mucho más antigua de lo que se había creído hasta ahora. También se afirma que la Esfinge fue dedicada por los sobrevivientes de la Atlántida al dios solar Hermekhis, cuyo nombre recuerda al Hermes de los griegos. Pero no se tienen pruebas de ello. También en las cartas del Tarot, aparentemente inventadas por los egipcios pero que son originarías de la Atlántida, existe una muy especial que representa a una enorme rueda adornada con varias figuras y que simboliza la precesión de los equinoccios. Y una de las figuras es nada menos que la Esfinge. Algunos consideran que la presencia de la Esfinge en el Tarot representa el hundimiento del legendario continente. Si fuese así, sería de suponer que los sobrevivientes de la Atlántida sumergida llegaron a Egipto y levantaron la Esfinge para recordar a las futuras generaciones la fecha en que tuvo lugar la gran catástrofe. Pero esta teoría tiene algunos fallos, ya que la Esfinge no dirige la mirada hacia el oeste, donde se supone que estuvo la Atlántida, sino que da la espalda a las pirámides para contemplar el lugar por donde sale el sol. ...Graham Hancock, debido a su formación académica, se inclinaba a adoptar una actitud escéptica. Pero al estudiar el Arca de la Alianza, encontró una referencia tras otra a sus facultades milagrosas: matar a personas, destruir ciudades, allanar montañas, causar quemaduras y tumores cancerosos . Según las tradiciones judía y cristiana, el Arca, conocida como Arca de la Alianza, Arca de Yahveh o Arca del Testimonio, era un objeto sagrado que guardaba las tablas de piedra que contenían los Diez Mandamientos, la vara de Aaron que reverdeció y el Maná que cayó del cielo, representaba la alianza (pacto o convenio) entre Dios y el pueblo judío. Se guardaba en el Templo de Jerusalén y se llevaba al frente de batalla cada vez que había una guerra. El Arca simboliza la unión de Yahveh con el pueblo, y a ello debe su nombre. Se cree que desapareció con la destrucción del templo de Jerusalén por el rey Nabucodonosor II. Según se detalla en la Biblia, el Arca estaba hecha de madera de acacia negra, revestida por dentro y por fuera con láminas de oro puro. Medía 2,5 codos de longitud y 1,5 de ancho y alto, o sea 1,31 m de largo por 0,78 m de alto y ancho. Una guirnalda de oro la rodeaba en su parte superior. A ambos lados llevaba fijos cuatro anillos de oro, a través de los cuales se insertaban dos pértigas de acacia recubiertas también de oro. Sobre la tapa del cofre descansaban dos querubines, igualmente dorados. Los querubines eran dos figuras aladas de aparente apariencia zoomórfica, tal vez parecida a las figuras descritas en la Biblia tras la visión de Ezequiel, o bien como los toros alados asirios de Nínive. Sea cual fuera la forma que tuviesen, distan mucho del querubín angelical ofrecido por el Cristianismo, y que remonta sus orígenes a las representaciones helenísticas de niños. Los querubines del Arca extendían las alas con tendencia a tocarse las puntas, de modo que el espacio que quedaba entre las figuras y el propiciatorio formaba un triángulo sagrado. Ese espacio abierto se llamaba oráculo, y era mediante el que se comunicaba Yaveh , como si fuese algún aparato de comunicaciones con altavoces . El Arca estaba situada en el sancta sanctorum o lugar más sagrado del tabernáculo en el Templo. Además de contener elementos sagrados tenía fama de ser un arma capaz de proteger al pueblo elegido, siendo brazo ejecutor de los castigos de Yaveh . Los significados del Arca iban más allá de lo simbólico, ya quee tener el Arca era tener a Dios. El arcaico cofre era una manifestación física de la presencia de Yaveh y fue un medio eficaz para mantener a los judíos lejos de la idolatría. Se recurría a su auxilio en tiempos de guerra, concretamente en la conquista de Canaán. Su transporte y cuidado estaba reservado a la tribu de los levitas. Ella abría la marcha durante los años de expedición por el desierto y estaba casi siempre a la cabeza del pueblo. Al plantar el tabernáculo, un velo la separaba del santuario, y al levantar la marcha, los levitas la envolvían en aquel velo. Todo iba envuelto en una piel teñida de azul y en otra de color jacinto. El arca era un ícono donde se suponía residía la presencia de Yaveh mismo. Los antiguos hebreos, le tenían tal reverencia al arca, que su morada era el lugar Santísimo del tabernáculo de Dios, a donde nadie podía entrar sino el Sumo Sacerdote una vez al año; portando incienso y sangre de cordero sobre sí para no perecer a causa de la Presencia de Dios . ¡Muy extraño lo de ir cubierto de sangre para no perecer! Actualmente los judíos tienen en sus sinagogas un cofre donde guardan la Torá y el cual representa el Arca de la Alianza, habitáculo que alberga la palabra de Yaveh. Un viejo monje explicó que el Arca estaba envuelta en gruesos paños cuando la llevaban en procesiones religiosas, no para protegerla a ella, sino para proteger a las personas próximas. Esto llevaba a pensar en algún tipo de radiaciones . Al leer todas las fuentes sobre el Arca se observa que hacen referencia a las mismas capacidades maravillosas. Hancock empezó a pensar que se trataba de alguna clase de máquina, pero la idea le pareció demasiado descabellada. Sin embargo, todo lo que leyó sobre el complejo de Gizeh hizo que se sintiera más seguro de que no lo habían construido hombres primitivos. La búsqueda de una civilización perdida le hizo viajar a América para investigar las misteriosas líneas de Nazca, en Perú, la ciudad inca perdida de Machu Picchu, el lago Titicaca y las ruinas de Tiahuanaco, así como los grandes templos aztecas de América Central. También los indicios que encontró en estos lugares indicaban una antigüedad mucho mayor que la que se reconoce oficialmente. También le intrigaron las leyendas que hablaban de unos dioses blancos que trajeron la civilización a América. A estos dioses se les llamaba Viracocha, Quetzalcóatl o Kukulkan, y se les representaba con piel blanca y ojos azules, igual que a Osiris en las antiguas estatuas egipcias. Cuando regresó a Egipto para escalar la Gran Pirámide, Graham Hancock ya estaba convencido de que el grado de complejidad técnica necesario para construir aquellos monumentos indicaban que la civilización de los incas y los aztecas se remontaba a miles de años antes de lo que afirman los libros de historia y de que en otro tiempo había existido una civilización desconocida que se había perdido y de la que no hablaba la historia . En Canadá, Graham Hancock conoció a un amigo de John Anthony West, el escritor Paul Roberts, al que mencionó la admiración que sentía por “ Travellers's Guide to Ancient Egypt”. Y el amigo de West le recomendó leer otro libro de West, titulado “ Serpent in the Sky”. Esta obra resultó igualmente fascinante y sorprendente, ya que se trataba básicamente de un estudio de las ideas de Schwaller de Lubicz, que se había pasado quince años estudiando monumentos egipcios antiguos, en particular el templo de Luxor, y había sacado la conclusión de que la ciencia, la medicina, las matemáticas y la astronomía egipcias poseían un refinamiento y complejidad muy superior al que están dispuestos a reconocer los egiptóloLa civilización egipcia se basaba en una comprensión total y exacta de las leyes universales. Además, parece que todos los aspectos del conocimiento egipcio eran completos desde el principio. Sorprendentemente, las ciencias, las técnicas artísticas y arquitectónicas y el sistema jeroglífico no muestran ningún indicio de un período de evolución. Es realmente increíble que muchos de los logros de las primeras dinastías nunca fueron superados o igualados más adelante, como si la civilización egipcia hubiese ido de más a menos . Los egiptólogos ortodoxos están dispuestos a reconocer este hecho asombroso, pero se quita importancia al misterio que representa a la vez que no se encionan sus implicaciones. West se preguntaba con razón: «¿Cómo nace una civilización compleja y totalmente desarrollada? Echad un vistazo a un automóvil de 1905 y comparadlo con uno moderno. El proceso de «desarrollo» es inconfundible. Pero en Egipto no hay paralelos. Todo está ya presente al principio ». Luego West dice que, según Schwaller, la civilización egipcia no empezó hacia el año 3000 a. de C. con el legendario rey Menes, como dicen los libros de historia, sino que miles de años antes Egipto fue poblado por los supervivientes de la Atlántida, que habían atravesado el Sáhara, que entonces era una región fértil, y se habían instalado en el valle del Nilo.
Los grandes templos y pirámides de Egipto son un legado de estos supervivientes de la Atlántida . Schwaller de Lubicz creía que la respuesta al misterio de la civilización egipcia radicaba en que la fundaron supervivientes del gran continente perdido que, según Platón, perecieron en un cataclismo volcánico que tuvo lugar alrededor del 9500 a. de C. Fueron estos supervivientes quienes construyeron la Esfinge y proyectaron las pirámides de Gizeh. Y fue Schwaller quien indujo a John West a empezar su búsqueda de la antigüedad de la Esfinge tratando de determinar si la causa de su erosión fue la arena impulsada por el viento o el agua. No cabe duda de que John Anthony West se tomó en serio lo que afirmó Schwaller sobre la erosión de la Esfinge. De hecho, Schwaller basó su observación en el convencimiento de que la civilización egipcia tenía que haber nacido miles de años antes del 3000 a.C., porque era imposible que el conocimiento codificado en los templos fuese fruto de sólo seiscientos años. El comentario sobre la erosión producida por el agua lo hizo en “ Sacred Science”, y su amigo y discípulo André Van den Broeck, artista norteamericano autor del libro “ Al-Kemi”, pensó que Schwaller opinaba que la erosión se había producido cuando la Esfinge se hallaba sumergida en el mar. El malentendido convenció a West de que la erosión marina era una idea que podía confirmar científicamente la teoría de Schwaller sobre la civilización egipcia . Si Schwaller está en lo cierto, la opinión actual no está captando lo que hay en el trasfondo de los templos egipcios y las catedrales medievales. La tradición hermética afirma que este conocimiento se mantuvo escondido durante miles de años. Pensemos en las vidrieras rojas y azules de la catedral de Chartres. El análisis científico no ha logrado identificar los pigmentos que se utilizaron. Esto se debe a que no hay ningún pigmento. Los vidrios se coloreaban mediante un proceso alquímico que liberaba los colores de los metales que los contenían. De hecho, hay motivos para creer que ésa fue la Gran Obra que Schwaller y Fulcanelli ejecutaron en Grasse. Schwaller puso cuidado en no hacer ninguna afirmación en este sentido en sus libros. Transmitió verbalmente esta información a Van den Broeck en 1960, un año antes de su muerte. Durante los últimos años de su vida Schwaller vivió retirado en Grasse, cerca de Cannes, y su nombre era totalmente desconocido para el público en general. André Van den Broeck, que vivía en Brujas, encontró casualmente uno de los primeros libros de Schwaller, “ Esoterismo y simbolismo”, publicado en El Cairo. A Van den Broeck le pareció que Schwaller hablaba de una cuestión que le absorbía desde hacía años: la de qué representa exactamente el arte. Por ejemplo, a Beethoven no le cabía ninguna duda de que su música representaba el conocimiento; sin embargo, está muy claro que sería imposible tomar un solo compás de su música y declarar lo que dice. Ahora bien, en Van den Broeck había influido un amigo, Andrew Da Passano, que trató de probar la existencia de estados superiores de la conciencia refiriéndose a la obra de Einstein, Bohr y Heisenberg. Van den Broeck había estado leyendo “ Los principios de la matemática” , de Russell y Whitehead y le parecía que su propia idea sobre el conocimiento podía expresarse en términos matemáticos. La mayor parte del conocimiento está en función del método que utilizas para lograrlo. Pero Van den Broeck pensó que no puedes decir que al conocimiento superior de que hablaba Beethoven se llegara utilizando algún método como contar o razonar. Van den Broeck pensó que esta visión interior era un importante avance y escribió una breve monografía en la cual intentó expresar esta idea de un conocimiento que precede al método en términos de lógica simbólica. Schwaller había empezado su libro sobre los símbolos y el simbolismo comentando que hay dos maneras de leer los textos religiosos antiguos: la « exotérica » y la « esotérica ». La primera consiste en significados, y éstos pueden buscarse en un diccionario o en un libro de historia; pero esto sólo sirve de base para el significado esotérico, que Schwaller denomina un sistema de símbolos. Está claro que Van den broeck se refería al sistema simbólico de Schwaller cuando hablaba de conocimiento superior, la clase de conocimiento que sale de las profundidades del alma y no se consigue por medio del método. Había también en Schwaller una zona de especulación en su convencimiento de que el género humano no había evolucionado sino descendido de gigantes que en otro tiempo vivieron en la Tierra . También estaba convencido de que el Nilo es un río artificial, dirigido de manera deliberada hacia el interior del valle del Nilo, para formar la base de la civilización egipcia. Mucho más importante era la visión interior que tenía Schwaller de la naturaleza del sistema de conocimiento de los antiguos egipcios. También eso era un concepto elitista: a la cabeza, los sacerdotes ilustrados, la perfecta identidad de la ciencia y la teología. La palabra « alquimia », según Schwaller, se deriva de Kemi, la palabra griega que significa Egipto, a la que se añade el prefijo árabe « al ». En el antiguo Egipto, el faraón, el dios-rey, era el símbolo de este « absoluto del cual sacamos nuestro poder ». Y la alquimia, o la transmutación de la materia en espíritu, de la que la transmutación de los metales en oro no es más que un subproducto, depende de este « momento de poder », de estar totalmente presente en el momento presente. No hay ningún referente para el conocimiento. En su obra “ La diosa blanca”, Robert Graves habla de conocimiento lunar y solar. Nuestro tipo de conocimiento racional es solar, ya que utiliza palabras y conceptos del objeto del conocimiento mediante el análisis. Pero las civilizaciones antiguas tenían conocimiento lunar, que es un conocimiento intuitivo que captaba las cosas en su totalidad. En 1914, George Ivanovich Gurdjieff dijo a su discípulo Ouspensky que hay una diferencia fundamental entre el arte real y el arte subjetivo. El arte real no es sólo una expresión de los sentimientos del artista; es tan objetivo como las matemáticas, y siempre producirá la misma impresión en todas las personas que lo vean . La gran Esfinge de Egipto es una obra de arte de esta clase, así como algunas obras de arquitectura y ciertas estatuas de dioses. Hay figuras de dioses y de varios seres mitológicos que pueden leerse como si fueran libros, sólo que no con la mente sino con las emociones, siempre y cuando estén suficientemente desarrolladas. En el Asia Central, en el desierto que se extiende a los pies del Hindu-Kush , hay una extraña figura que al principio parece algún dios o diablo antiguo. Pero al cabo de un rato se siente que dicha figura contiene un sistema completo y complejo de cosmología. Y lentamente se empieza a descifrar este sistema. En toda la estatua no hay nada accidental, nada que carezca de significado. Y gradualmente comprendemos el propósito de la gente que construyó esta estatua. Empezamos a sentir sus pensamientos, sus sentimientos. En todo caso, captamos el significado de lo que querían decirnos desde miles de años antes. Y no sólo el significado, sino también todos los sentimientos y las emociones relacionados con él. Según Schwaller, esto es exactamente el objetivo de los egipcios en sus templos, monumentos y estatuas. En su obre “ A New Model of the Universe”, que escribió después de convertirse en discípulo de Gurdjieff, Ouspensky había escrito lo siguiente sobre la Esfinge: « A decir verdad, la Esfinge es más antigua que el Egipto histórico, más antigua que sus dioses, más antigua que las pirámides, que a su vez son mucho más antiguas de lo que se piensa ». Esto parece una información adquirida directamente de Gurdjieff. Pero ¿cómo podría una obra de arte causar el mismo efecto en todas las personas? El arte atrae a lo más profundo de cada persona. Pitágoras, fundador de las matemáticas griegas, que vivió entre 582 y 507 a.C. creía en la reencarnación, y « los pitagóricos creían que la esencia de todas las cosas era número y que todas las relaciones podían expresarse numéricamente” . Esta opinión les llevó a descubrir la relación numérica de las notas musicales y a cierto conocimiento de la geometría euclidiana. A veces se dice de la filosofía pitagórica que es misticismo de los números. A los pitagóricos les extasiaban cosas tales como la forma de los cristales y los dibujos que trazaba la escarcha. Los pitagóricos sospechaban que los procesos de la naturaleza son gobernados por leyes matemáticas, y tenían razón . ¿Por qué ciertas frases musicales nos causan placer? Alrededor de 1910 un compositor vienés que se llamaba Arnold Schoenberg sacó la conclusión de que, dado que no podía ver ninguna respuesta obvia del problema de por qué la música afecta nuestros sentimientos, la respuesta debía de radicar en la palabra condicionamiento. Schoenberg decidió crear una escala musical diferente y escribir música que se basara en varias notas dispuestas en un orden elegido arbitrariamente en lugar de música que resultase atractiva al oído. Pero se equivocó al suponer que la música es arbitraria. Al cabo de casi un siglo, sus obras y las de sus discípulos todavía suenan extrañas y disonantes. Cualquier pitagórico hubiese podido decirle que su teoría se basaba en una falacia al no haber captado que hay una razón matemática oculta por la cual cierto orden de notas nos resulta armonioso y las notas arbitrarias no producen música con sentido. Es al aplicar las mismas visiones interiores al reino de las cosas vivas cuando empezamos a captar la esencia del pensamiento egipcio . Gurdjieff, en su obra principal, “ Beelzebub's Tales to his Grandson” hace que Beelzebub, que es un ser superior que procede de un sistema solar situado en la Vía Láctea, explique que en un principio Egipto estaba poblado por supervivientes de la Atlántida, que fue destruida en dos cataclismos, y que la Esfinge y las pirámides de Gizeh las construyeron los atlantes . Hay que tener en cuenta que el libro se escribió antes de que Schwallen descubriese el Egipto antiguo, de modo que no hubo influencia mutua. Al cabo de algún tiempo, en la época del Egipto dinástico, se dice que se produjo un cataclismo espiritual que hizo que la humanidad degenerase. El hombre empezó a creer que el mundo material es la única realidad y que lo espiritual es un mero reflejo de lo material. Esto parece un eco del convencimiento de Schwaller de que el género humano ha degenerado de « gigantes… a un estado casi animal ». Es curioso que el interés de Schwaller por la antigüedad de la Esfinge y los otros grandes monumentos egipcios fuera consecuencia de su interés por la alquimia y su influencia en la evolución humana. Creía haber encontrado en el Egipto antiguo un modo de pensamiento completamente nuevo. Un modo que no puede expresarse en los conceptos del lenguaje, sino que sólo puede mostrarse en el mito y el simbolismo. Este conocimiento también llevaba aparejada una tecnología muy avanzada, capaz de proezas tan increíbles como mover bloques de 200 toneladas, que se usaron para construir los templos y la Esfinge, y colocarlos unos encima de otros . Schwaller creía que el Egipto antiguo poseía un sistema de conocimiento que había heredado de una civilización mucho más antigua cuyos modos de pensamiento eran fundamentalmente distintos de los del hombre moderno . Creía que el secreto de este sistema de conocimiento estaba en el Egipto antiguo. Como no quería dañar la reputación de sus estudios matemáticos en el templo de Luxor, Schwaller no fue demasiado concreto al referirse a su opinión sobre la antigüedad de la Esfinge. Pero en “ Sacred Science”, al comentar las leyendas de la prehistoria egipcia, habla de tradiciones antiguas que hacen referencia a los tiempos anteriores a la existencia del delta del Nilo, antes de que el Nilo hubiera traído los miles de millones de toneladas de limo que ahora forman el delta. Y añadía: “ Una gran civilización debió de preceder los inmensos movimientos de agua que pasaron por encima de Egipto, lo cual nos induce a suponer que la Esfinge ya existía, esculpida en la roca del precipicio occidental de Gizeh, aquella Esfinge cuyo cuerpo leonino, exceptuando la cabeza, muestra señales indiscutibles de erosión acuática ”. Y añade: « No tenemos ninguna idea de cómo se produjo la sumersión de la Esfinge.. .», lo cual parece indicar claramente que piensa en términos de una esfinge sumergida bajo el mar, tal vez por el famoso diluvio universal . Al leer estas frases, West consideró que esta idea de la erosión causada por el agua tenía que poderse probar científicamente. En 1978 expresó este convencimiento en “ Serpent in the Sky”, donde relata su estudio de Schwaller y del antiguo Egipto. Para ello trató de despertar el interés de los estudiosos por el problema y enseñó a un geólogo de Oxford una fotografía de la Esfinge en la cual la cabeza y los demás rasgos que la identificaban aparecían tapados con cinta adhesiva. Le pregunto si creía que era producido por erosión eólica o erosión acuática, y el geólogo respondió que era erosión acuática . Entonces West quitó la cinta adhesiva y dejó al descubierto la cabeza y las patas de la Esfinge. El geólogo miró fijamente la fotografía y dijo: « No quiero decir nada más. El desierto no es mi especialidad ». Otros científicos a quienes West escribió ni tan sólo contestaron. Pasaron varios años más antes de que encontrara un geólogo sin prejuicios que se avino a echar un vistazo a la Esfinge. Fue el principio de una nueva e importante fase en la búsqueda de la Atlántida. La inexistencia de restos de pescado en este período hace suponer que el hombre había aprendido a alimentarse con productos agrícolas. Luego, una serie de desastres naturales, entre los que hubo tremendas inundaciones en el valle del Nilo, pusieron fin a la « revolución agrícola » hacia 10500 a.C . Ésta es la fecha en que se supone tuvo lugar la destrucción de la Atlántida y en que los supervivientes llegaron a Egipto y construyeron la Esfinge. El ingeniero, Robert Bauval, cuando se hallaba acampado en el desierto de Arabia Saudita durante una expedición, se despertó y alzó los ojos hacia la Vía Láctea. « De hecho -agregó su amigo astrónomo-, las tres estrellas del cinturón de Orión no están alineadas de manera perfecta… la más pequeña está ligeramente desviada hacia el este. ». Era una respuesta a su pregunta sobre por qué la pirámide de Menkaura era más pequeña que las otras dos y estaba desviada hacia el este. Las pirámides tenían que representar las estrellas del Cinturón de Orión . Y la Vía Láctea era el río Nilo. Bauval observó que la única vez en que las pirámides son un reflejo perfecto de las estrellas del Cinturón de Orión fue en 10450 a.C. Éste es también su punto más bajo en el cielo. Después de esto, empezó a subir otra vez de nuevo, y alcanzará su punto más elevado hacia el año 2550 d.C. En el año 10450 a.C. fue como si el cielo fuese un enorme espejo en el cual el curso del Nilo se reflejaba como la Vía Láctea; y las pirámides de Gizeh, como el Cinturón de Orión . La curiosa coincidencia de la fecha con el posible hundimiento de la Atlántida, plantea una pregunta importante: ¿por qué los constructores de las pirámides de Gizeh las dispusieron de manera que reflejasen la posición del Cinturón de Orión en el 10450 a.C.?
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